Érase
una vez un perro callejero.
Un
día unas niñas se lo llevaron a casa. La casa era una mansión .El
perro estaba muy contento.
El
perro cuando tenía hambre solo tenía que tocar una campana y le
traían un chuletón de dos kilos.
Cuando
quería salir a jugar tenía que tocar dos veces la campana y cuando
quería ir al baño tenía que tocar la campana tres veces. Cuando
pasó un mes estaba tan gordo que se quería marchar de la mansión.
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