Había
una vez un niño que se llamaba David. David tenía 9 años, era
alto, moreno y con unos grandes ojos azules.
Su
mejor amigo era su perro. Su perro se llamaba Toby y era un mastín
inglés.
Toby
era un perro muy dócil y siempre le gustaba mucho pasear con su
dueño.
Un
día David sacó a pasear a su perro como lo hacía siempre. Solían
ir al bosque o a la playa.
A
Toby le encantaba ir a la playa porque después de correr y jugar
siempre acababa dándose un chapuzón en el agua.
Sin
embargo, ese día David decidió ir a pasear por el bosque.
A
Toby no le apetecía mucho pero le siguió y fueron juntos.
Toby
era un perro muy distraído y al entrar en el bosque echó a correr
detrás de una bonita mariposa de colores.
Echó
a correr hasta que David ya lo perdió de vista.
David
se fue detrás de él y después de patearse todo el bosque lo
encontró jugando con la mariposa. La mariposa se posaba en su cabeza
y él se ponía como loco a dar vueltas sobre sí mismo.
Cuando
David lo cogió para volver a casa, se dio cuenta de que allí cerca
había una cueva misteriosa. De la cueva salía una luz mágica.
Se
acercó a la entrada y con mucho miedo entró dentro.
Cogió
a su perro y juntos decidieron entrar en la cueva. Al entrar se dio
cuenta de que habían viajado al pasado. Estaban en la edad de
piedra.
David
miró hacia atrás y vio que la puerta de entrada a la cueva había
desaparecido. Miró su reloj para saber la hora que era pero de
repente se dio cuenta de que no tenía horas sino épocas. No
entendía nada, no sabía que hora era, estaba perdido…
Se
fue metiendo en la cueva para ver si podía encontrar otra salida.
De
repente, se encontró a un niño con ropas de piel de animales. Ese
niño entendía su idioma. Se llamaba Miguel Prendes. Prendes le
explicó que estaba en la edad de piedra y le enseñó cómo vivían,
cómo cazaban, cómo hacían el fuego…
Les
indicó un camino para salir y David y su perro lo siguieron.
Ese
camino les llevó a la edad media. Allí conoció a otro niño que se
llamaba Miguel Cano. Miguel Cano les enseñó cómo vivían, sus
grandes trajes, sus riquezas…
Después
de estar un gran rato con él les indicó el camino hacia el futuro.
Caminaron
un gran rato hasta que encontraron el futuro. Allí se encontró con
otro niño llamado Luismi.
Luismi
les enseñó cómo vivían, sus coches voladores, los aparatos
inteligentes….
David
estaba encantado pero él lo que quería era volver al presente, ir a
su casa y disfrutar con sus padres.
Luismi
le dijo que no se preocupase que él sabía cómo poder salir hacia
el presente.
Les
indicó la salida y en poco tiempo estaban fuera de la cueva.
Al
salir echaron a correr camino de casa y al llegar se lo contó todo a
sus padres.
Sus
padres no le creyeron porque fueron al bosque y no encontraron la
misteriosa cueva. Sus padres pensaron que seguro que se había
quedado dormido en el bosque y que todo había sido un sueño.
David
y Toby saben que no. Desde aquel día no volvieron a pasear por el
bosque por si volvían a quedar atrapados en otras épocas.
Siempre
iban a pasear por la playa porque a Toby le encantaba el baño que se
daba antes de volver a casa.
Colorín,
colorado espero que este cuento te haya atrapado.
Carlos Iglesias Valle